80 pandemias después de aquel adiós.
Aquel pitido se comió el mar. La detonación enmudeció la orilla, y pueblos mar adentro. El silencio fue.
Olas. Olas gigantes, cíclicas y coherentes. Golpes de mar. Paraíso terrenal.
La soñaba a cada tarde de espuma de sol. Ese nublado que no era tal justo a la huída del sol.
Cuando acababa el verano dejábamos de hablar de puestas para hablar de huídas de sol. Anhelábamos con cariño los primeros rayos de la primavera que empezaban en el otro hemisferio.
Cerraron las playas. Cercaron los parques.
Mascarillas, codazos, malos vicios, grandes personas.
Tienes una extraordinaria maner de narrar
muy poético