Se puede ser más estúpido

El «Studio 54» de aquella ciudad de los 80 tenía nombre de piloto

Posted in Entorno social y su evolución histórica, Ich, Pablo, Uncategorized by El autor on 09/04/2011

Y ahora, como otras muchas cosas aquí, se encuentra en la más absoluta, despreciable y desinteresada ruina.

Cada día y casi siempre a la misma hora pasa por delante de su fachada, ahora con todas las entradas tapiadas. Contempla el cartel de «se vende» y mira su teléfono sin llegar nunca a retenerlo. Habría que estar loco para pensar que con su escueto sueldo mínimo interprofesional tendría opción alguna de adquirir dicho inmueble.

¿Entonces qué quedaba? Ahora era domingo. Los niños jugaban con intuitivas atracciones al aire libre mientras él reflexionaba acerca de sus verdaderas vacaciones, de esos pequeños momentos de calma nerviosa en los que gozaba de un pequeño respiro para asimilar y reproducir al menos todo lo que iba recorriendo cada parte de su mente.

De nuevo el mar, de nuevo esos desconocidos. ¿Qué ocurre? Siempre acabamos igual. Hay mil maneras de llegar hasta aquí. Entonces vuelve a encender su pipa y continúa tosiendo como si ya lo supiese todo.

Volar, volar es la razón por la cual los hombres se agarran al poder. Es la frustración, y el ideal. Plano nadir desde el colchón viejo. Vemos las contraventanas, la luz que entra, despreocupada, por las rendijas de los paneles de madera.

Ayer aprendí que si se justifica, se han de partir las palabras. Me pareció cruel hasta que me iluminaron sobre los ríos de las líneas. Hay palabras que te hacen escribir mejor, como labios que te hacen besar mejor. Algunos valientes lo llamaron «la física del bwin» (haciendo clara alusión al azar y a una casa de apuestas deportivas, que hacía fortuna con saques de banda o goles en propia meta).

La peores interrupciones se dan en las gasolineras y en las salas de estar. Hay años que parecen tener 54 semanas.

Y la resaca de la semana 54 no podría superarse sin:

– Ibuprofeno
– Aquarius
– Naranjas
– Tomates

Mientras todo eso pasaba, había dos números a los que se negaba a llamar: Bobby Logan y la «Villa Disponible» del Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso.

Pd. Este es el primer cuento para un Pablo adulto.

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